A menudo sucede que la nueva madre se ve obligada a solucionar los problemas de estreñimiento de su pequeño bebé. Por lo general, un bebé amamantado debe evacuar con cada toma, o al menos 4-5 veces al día. A veces, sin embargo, puede suceder que las evacuaciones sean menos frecuentes: esto no debería alarmar a los padres, porque es normal.
Si el bebé, siempre amamantado, por el contrario, tiene dolor, llora y siente dolor cada vez que intenta hacer caca, la forma más eficaz de solucionarlo es modificar la dieta de la madre introduciendo más frutas y verduras. La mayor ingesta de fibra que aporta la leche hará que las heces del bebé sean más blandas y podrá evacuar con mayor facilidad.
La alimentación con leche artificial , sin embargo, hace que sea mucho más probable la ocurrencia de este pequeño inconveniente. El consejo es no entrar en pánico y no recurrir a métodos empíricos, como estimular el recto con la punta del termómetro o un hisopo de algodón. Lo primero que debe hacer es pedirle al pediatra que cambie la fórmula de la leche y al mismo tiempo trate de diluir la leche en polvo con más agua.
También hay un masaje muy útil para ayudar a la evacuación: basta con poner al bebé en decúbito supino sobre el cambiador o en la cama, desnudarlo (asegurarse de que la habitación esté bien calefaccionada) y, con un aceite de masaje para bebés, hacer movimientos circulares en la barriga; luego, se toman las piernas y se mueven para reproducir la bicicleta, acercándolas al pecho del niño y luego estirándolas. De esa forma el problema debería resolverse. Es mejor evitar los enemas tanto como sea posible, que hacen que los intestinos sean perezosos. En todo caso, una alternativa puede ser hacer que el niño beba una infusión de malva, que tiene propiedades laxantes, y en casos desesperados comprar supositorios de microglicerina.
Luisa Carretti